Vladimir Putin, presidente ruso, hizo la promesa de capturar a los responsables del ataque en la sala de conciertos en Moscú, que dio como resultado el fallecimiento de 144 personas, catalogado así como el peor atentado en Rusia en dos décadas. A la par de lo que prometió, Putin hizo un llamado a las agencias policiales para intensificar las medidas de seguridad en espacios donde se realizan grandes concentraciones de personas.
El ataque que ocurrió el pasado 22 de marzo se ha buscado vincular, por parte de Putin, a Ucrania y a Occidente, pese a que el grupo Estado Islámico se atribuyó el hecho y que Kiev niega el involucramiento, y pese a que el gobierno estadounidense avisó a Rusia días previos sobre el inminente ataque.
Fue en una reunión con funcionarios del Ministerio del Interior (encargados de supervisar las agencias policiales del País) que Putín expresó la importancia de hallar «no solo a los perpetradores de esta demencia, sino también a todos los vínculos de la cadena, a todos los beneficiarios».
Añadió, en una aparente amenaza de represalias: «Quienes usen esta arma contra Rusia deben saber que es un arma de doble filo».
Agregó que quienes tramaron el ataque buscaban «sembrar la discordia y el pánico, el conflicto y el odio en nuestro país, a fin de dividir a Rusia desde adentro», y advirtió: «No debemos permitirles hacer eso».
«Es inadmisible usar este acontecimiento trágico para provocar tensiones étnicas, xenofobia o islamofobia», recalcó.
Las agencias de seguridad rusas han detenido a cuatro sospechosos, todos de Tayikistán, y a otros siete presuntos cómplices.
El ataque ha azuzado la animosidad hacia los inmigrantes y ha suscitado llamados de sectores nacionalistas a limitar la inmigración, a pesar de que la economía rusa depende fuertemente de esa mano de obra, proveniente en la mayoría de los casos de antiguas naciones soviéticas de Asia central como Tayikistán.
La prensa rusa ha reportado que las autoridades han intensificado las medidas de control en torno a los migrantes a consecuencia del ataque.
Putin llamó al Ministerio del Interior a intensificar los controles sobre la inmigración ilegal y cerrar baches en la normativa vigente que permiten que personas con prontuario criminal consigan permisos de trabajo e incluso la ciudadanía rusa.