Dos páginas han sido suficientes para que Ismael Zambada García hiciera tambalear la versión oficial sobre su captura en Estados Unidos y, de paso, sacudiera el tablero político de Sinaloa. La carta de El Mayo, divulgada por su abogado Frank Pérez el pasado sábado, obligó al gobernador Rubén Rocha Moya, al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la presidenta electa Claudia Sheinbaum a posicionarse apenas unas horas después de su publicación. En el centro del escándalo está el asesinato de Héctor Melesio Cuén, rival político de Rocha, dado a conocer el mismo día del arresto del capo de 76 años y de Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo. Zambada asegura que iba a reunirse con ambos el día de su sorpresivo arresto, que la cúpula del Cartel de Sinaloa iba a dirimir un conflicto en la principal universidad pública del Estado y que uno de sus escoltas era un comandante de la Policía Judicial estatal. Sus dichos, que no han sido corroborados, han encendido la polémica por la influencia del crimen organizado en los asuntos públicos de México y han supuesto un primer aviso del alcance que puede tener un potencial acuerdo entre El Mayo y las autoridades estadounidenses del otro lado del río Bravo.
El Mayo afirma que el encuentro estaba programado a las once de la mañana del pasado 25 de julio en Huertos del Pedregal, un lujoso salón de eventos a las afueras de Culiacán, capital del Estado y bastión del Cartel de Sinaloa. Además de los políticos, estaba previsto que acudiera Iván Archivaldo Guzmán, líder de Los Chapitos, la facción del cartel comandada por los hijos de El Chapo. Zambada saludó a Cuén, “amigo mío desde hace mucho tiempo”, momentos antes de encontrarse con Guzmán López, “a quien conozco desde que era un niño”, quien le pidió que lo siguiera. “Un grupo de hombres me asaltó, me tiró al suelo y me colocó una capucha de color oscuro en la cabeza”, relata el capo sobre la supuesta emboscada.
Siempre según esta versión, fue colocado en la caja de una camioneta pick-up y llevado a una pista de aterrizaje a unos 20 minutos, donde abordó el avión privado en el que fue entregado en Estados Unidos por su antiguo socio. “Sé que la versión oficial que dan las autoridades del Estado de Sinaloa es que Héctor Cuén fue tiroteado la noche del 25 de julio en una gasolinera por dos hombres que querían robar su camioneta”, se lee en la declaración del capo. “Eso no es lo que ocurrió. Lo mataron a la misma hora y en el mismo lugar donde me secuestraron”, afirma.
El gobernador Rocha negó haber estado presente. “Si dijeron que iba a estar yo, pues mintieron, y si les creyó, pues cayó en la trampa”, zanjó el mandatario durante una visita de López Obrador y Sheinbaum al Estado.
Rocha cuidó no dar ninguna declaración ante la insistencia de los medios de comunicación y consultó con el presidente antes de salir a dar su versión. El gobernador había dicho días antes que él no estaba en Sinaloa el día del arresto de Zambada y el asesinato de Cuén. Asegura que tomó un vuelo a Los Ángeles alrededor de las nueve de la mañana, dos horas antes en la línea de tiempo que declara El Mayo.